La correa de muñeca para cámaras réflex viene en un empaque muy elegante. Las dos piezas encajables son de cartón, pero están recubiertas de oro y plata reflectantes. Abrir la caja es toda una experiencia. Al retirar la parte superior, descubrimos que en su interior hay una guía que indica cuándo la correa ya no es segura y cómo insertarla o quitarla. En la parte inferior, encontramos una hoja de papel transparente con un logotipo que se levanta y muestra la correa, que, una vez extraída del extremo visible, se desliza fácilmente para mostrar el resto. La calidad es excelente, tanto de la correa como de la hebilla y del mecanismo de cierre. La hebilla, para retirarla, requiere tres presiones simultáneas y soporta aproximadamente 36 kg. Diría que muy pocas cámaras réflex con objetivos pesan tanto, pero compruébalo antes de comprarla. El cable se inserta directamente en el soporte de la cámara y es negro. Sin embargo, a medida que se desgasta y pierde seguridad, se muestran los colores del cable interno: amarillo, lo que significa que aún se puede usar, pero debe reemplazarse con el tiempo, y rojo, lo que indica que no se recomienda su uso. El sistema de sujeción a la muñeca es muy básico: una vez que se deja la réflex, la correa se ajusta alrededor de la muñeca para evitar una posible caída. Esta tensión no es molesta, pero a la larga podría llegar a serlo. El tipo de cuero utilizado es natural y encerado con aceite antiguo, según K&F. Si eres estudiante y quieres usar la correa de hombro incluida en las cámaras, esta es la alternativa ideal, ya que ofrece versatilidad y rapidez al disparar, evitando así perder nada. Lo más importante es que se puede lavar, a mano, por supuesto. Dada la marca K&F, puedo garantizar que es un producto de calidad, ¡recomendado! ✅