Desde las primeras imágenes me gustó mucho el diseño rígido y compacto de esta mochila fotográfica K&F Concept y puedo confirmar que en persona cumplió plenamente con mis expectativas. Todo el espacio se puede remodelar libremente según tu equipo y necesidades, con un buen número de bolsillos con cremallera para insertar productos más pequeños, como baterías, filtros y tarjetas SD. Además de la cámara, el flash y los objetivos, en el compartimento correspondiente también es posible introducir un ordenador portátil de hasta 16 pulgadas, lo que resulta muy cómodo para llevar todo junto. La mochila es tan espaciosa que te permite incluso llevar contigo un dron, además de lo mencionado anteriormente. Los dos bolsillos laterales externos también te permiten llevar un trípode y agua, ambos imprescindibles para largas sesiones de trabajo. El respaldo acolchado es cómodo incluso después de un uso prolongado, por lo que los fotógrafos y videógrafos no tendrán problemas de espalda con esta mochila. Además, al estar fabricado en material transpirable, no deja la espalda sudada. Sin embargo, lo que quizás me impresionó más, después de la generosa capacidad, fue la rigidez de los materiales, que pueden garantizar un excelente nivel de seguridad para su costoso equipo. Este siempre ha sido mi miedo personal cuando usaba mochilas de fotografía (incluso las alquiladas) pero con esta mochila me sentí muy tranquila porque a pesar de empujar y esforzarme la tapa dura nunca dio un defecto. Sinceramente, era la primera vez que probaba una mochila de la marca K&F, pero superó con creces todas mis expectativas gracias a su innegable calidad y también por el precio al que se ofrece, que me parece muy conveniente. Se lo recomiendo a fotógrafos y videógrafos (profesionales o no) que tengan un presupuesto inferior a 100 euros pero que quieran una mochila muy grande en la que puedan meter su equipo de trabajo sin tener que jugar al tetris y correr el riesgo de volverse locos.