Las patas de aluminio de este trípode son innovadoras, ya que se pliegan hacia arriba en una bolsa compacta de nailon, lo que facilita el transporte, ya sea que esté haciendo senderismo para obtener una foto panorámica de una montaña o simplemente caminando al aire libre. Por un lado, se desmonta y se convierte en un monopié o incluso se puede colocar plano sobre la hierba para capturar macroplanos de la vida silvestre o invertir la varilla central. Su robusto soporte para una cámara réflex digital de tamaño normal y permite colocar lentes y pesos pesados en el gancho de la parte inferior para capturar velocidades de obturación lentas y estabilizarlas aún más contra el viento. El mecanismo del cabezal esférico tiene un tacto suave y, en pocas palabras, el agarre de la cámara permite ajustar el ángulo por completo. Viene con 2 placas de cierre rápido, solo una es completamente metálica y utiliza un tornillo de 1/4 pulgadas para adaptarse a las réflex digitales.

La altura se eleva entre 14 pulgadas en posición plana y 72 pulgadas en posición vertical con patas de aluminio de 0,5 a 1 pulgada. Las patas inferiores están recubiertas de goma y, al parecer, se adaptan bien al interior de los estudios, pero usarlas al aire libre significa que tengo que empujar un poco más la tierra para mantenerla firme. Sin embargo, hay un par de defectos: los cierres son pomos de plástico que degradan su diseño, por lo demás duradero, pero se cierran lo suficiente como para mantener incluso las réflex digitales pesadas montadas en la parte superior. El monopie requiere atornillar manualmente un tornillo de 3/8 a 1/4 pulgadas y una tuerca hexagonal, pero puede resultar bastante engorroso soltarlo. La sólida ingeniería de este trípode metálico destaca por ser lo suficientemente versátil como para llevarlo conmigo a mis aventuras o incluso a filmar en estudios.